El término injerto gingival hace
referencia a un tejido queratinizado epitelio-conectivo que se despega de su
sitio originario para ser injertado en una zona diferente a la zona donante.
Este injerto consiste en un fragmento de epitelio-conectivo obtenido del
paladar.
No es una técnica de recubrimiento
predecible en términos de recubrimiento radicular completo porque la
supervivencia del injerto sobre la superficie avascular radicular depende
exclusivamente de los puentes vasculares que se formen entre el tejido
injertado y el lecho perióstico remanente alrededor de la exposición radicular.
Por lo tanto, para aumentar el éxito en la supervivencia del injerto sobre la
raíz, el necesario que al menos cubra 3 mm del lecho perióstico mesial, distal
y apical de la dehiscencia ósea. Como resultado, el injerto gingival solamente
puede emplearse para dar recubrimiento a recesiones poco amplias y poco
profundas.
El objetivo es aumentar la
altura y el espesor del tejido queratinizado marginal. De este modo
facilita el control de la higiene oral por parte del paciente reduciendo así el
acúmulo de placa bacteriana subgingival.
Indicaciones del injerto gingival libre
El injerto gingival está indicado
cuando se desea obtener un aumento de tejido queratinizado en altura y sobre
todo en espesor, en presencia de exposiciones radiculares pequeñas. Esta última
exigencia se verifica, por ejemplo, en pacientes que deben ser sometidos a
tratamientos ortodónticos donde se van a realizar vestibularizaciones
dentarias.
El objetivo principal es proporcionar
un margen gingival denso, constituido por tejido queratinizado, al diente con
recesión y privado de este tejido.
Por su versatilidad se recomienda
para ampliar la encía queratinizada alrededor de dientes e
implantes.
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